jueves, 31 de julio de 2008

Jueves noche

Es el hecho de no tener cable lo que me hace querer ver televisión. Pongo un poco de Chopin para relajarme. El control remoto estaba casi gris, porque hace tanto que no lo usaba que decidió teñirse de polvo. Pero ahora que me entero que en pleno corazón de Naco hacen graffitis en las puertas del ascensor y una vieja loca corta el alambrado de Aster porque le molesta, ahora es que quiero encender el aparato y perderme un rato en el primetime. Chopin da paso a Frank Reyes. Por supuesto que tengo cosas que hacer, pero decido seguir escuchando la lluvia torrencial desatada de repente. Y Frank Reyes de fondo.

Reviso por enésima vez el Messenger, y no hay nadie. 35 personas online, pero no hay nadie. Continúo con las conversaciones abiertas, que ya están un poco en decadencia. La lluvia arrecia más, y la voz de alguien que habla de los precios de las viviendas se suma al ruido de la casa. Pobre de mi madre, que sufre la ausencia de cable más que yo y tiene que recurrir a dos antenas metálicas para distraerse con la señal local.

Ha parado de llover y el cielo tiene un tono indescriptiblemente lila, a pesar de que son las 8:18pm. Pero es un lila sucio, oscuro y que nunca sería nombrado así de no haber sido primeramente abstraido y separado del paisaje circundante por mi vista. iTunes me premia con Mark Ronson y un trueno débil interrumpe el comienzo. Pienso un momento en algo sin importancia, y pienso también en que mañana es viernes y será un poco más alegre que este jueves caluroso y sin razón. Y sin programas con subtítulos en un idioma foráneo.

Cierro el post con Yellow... canción adecuada para una noche de aguaceros dispersos.