sábado, 21 de marzo de 2009

Poema proseado

Para quedar atrás
no debo acelerar,
ni frenar.

Tan simple como ver
como te adelantan
a ambos lados de la carretera.

Y por relatividad
estás detenido
y los demás no.

Tan lejos que nadie te alcanza.
Tan lejos que la carretera
se vuelve un sendero solitario.

Nadie quiere retroceder.
Sólo busco alcanzar
a quien vaya a la misma velocidad.

Sólo para sentir su presencia.
Y ver el paisaje como un borrón
a ambos lados de la carretera.

viernes, 6 de marzo de 2009

Fake Story #5: La maldición de sal y arena

Esta vez, todos íbamos. Legalmente hablando, todo estaba seteado como debe ser. Esta vez el destino no era la ciudad de monumentos y parquímetros, sino otro pueblo hecho de piedra, millones de dólares en inversión y una playa al doblar a la derecha.

Ingenuos como somos, no creemos en maldiciones. Pero ellas existen, están ahí para videntes y ciegos. No entendemos sus causas; puede ser que sólo el diablo las comprenda para poder ser el único en manejarlas a su antojo.

Ésta llegó la madrugada del viernes, o la noche del jueves, no lo recuerdo. El caos duró horas y fue increible haber estado ahí, alimentando el pánico y la furia de todos y de mí. "Hablamos de esto mañana con el caco frío" porque no estábamos llegando ni al lugar donde estábamos.

Las consecuencias fueron diferentes a lo esperado. Nada de planes riesgosos, nada de poner un peso más o llegar a comer piedras con hojas sólo por estar lejos del hogar. Ahora a la mayoría les queda el dulce placebo de pasar la noche al norte, al pie de una montaña. A otros nos queda el lienzo de una ciudad casi vacía. A nadie le queda playa o (lo que es lo mismo) felicidad completa... porque esas no son las condiciones del contrato maldito que (nunca) firmamos.