Tierraaaaaaa!!!

El viejo Caonex se levanta con el sonido mudo de un rayo de sol. Equilibra la hamaca, y se desmonta como puede. Al igual que él, los vecinos del bohío empiezan sus quehaceres, envueltos todos en la suave monotonía de la ignorancia. Como buen hombre de familia va hacia el río, busca su canoa y se monta en ella para buscar el alimento. En tierra firme, los niños saltan y levantan humaredas de polvo, el perro mudo de la tribu juega con todos, las madres hacen casabe, otros hombres pintan en las paredes los vestigios arcaicos de su día a día. No hay horas, no hay días, no hay semanas.. solamente tiempo sin restricciones.

Los taínos habrán sabido reirse?

A media mañana, o media tarde, o simplemente con el sol afuera, Caonex vuelve de su travesía marítima. Ahora podrán comer pescado salvaje. Ahora o ahorita (no más medición del tiempo). De repente, el sol juega a esconderse, y la deidad de turno manda pa'bajo el chorro de agua. Juigan pa'l bohio! Rato después, Yucahu o la otra deidad de turno salvan el día, florece la cosecha y el sol acaba de secar las gotas caídas. Salen todos a bailar, en algún lugar aparecen las maracas y se arma un areíto que no requiere invitaciones, nadie sabe lo que son las discriminaciones, cada quien tiene su lugar claro porque la mano superior es quien pone el orden incuestionable.

El cielo se pone negro. Negro intransigente, con agujeritos titilantes. Caonex se pregunta por qué, pero la cuestión es que Caonex no sabe lo que es el por qué. La rutina disipa sus dudas. Fuimos parte de la población que llegó sin querer a la meta que llaman "evolucion". Fuimos víctimas de una vorágine que se traga nuestros instintos básicos.. nos hace ser, ser, ser el qué? Fuimos obligados a comprar conciencia a un precio caro.. tener conciencia está sobrevalorado.

Es una vorágine que nos hizo esclavos del tiempo...

Caonex duerme, arropado por una reacción corporal de cansancio. Viento nocturno mece su hamaca, y él sueña sin saber. Cerca del árbol, un taíno con insomnio vaga por los montes. No ver más allá de nosotros mismos en aquel momento, era la mejor bendición. La condena a vivir sin filosofía era en verdad una sensación de libertad plena.

O así me lo quiero imaginar yo...

Vuelve el sol a dar la vuelta por el cacicazgo, y da la señal para que Caonex se levante. Pero hoy las olas están agitadas; solamente algunos lo presienten. Hoy es el día en que Yucahu tomó sus vacaciones. Lo ve primero una mujer. Una caona inusualmente enorme viene rasando el agua, y un grito trágico se deja oir... el eco traicionero lleva a la costa algo disonante, sin aparente significado. De este lado nadie entiende; del otro lado todos celebran. Ningún brujo supo descifrar lo que se iba a desencadenar aquel día, en el que nos darían la bienvenida al mundo que nunca habíamos vivido, pero que nunca llegamos a pedir. Hoy se rompe la rutina

Ese día tendría una fecha, una hora, un punto exacto, una razón de ser. Y por ello, la inocencia se nos fue...