miércoles, 7 de mayo de 2008

Caravaneando

El lunes en la carretera, como es lógico en tiempos de elecciones, nos entaponamos un rato en medio de una caravana de Leonel que iba camino a la capital. Siempre me da risa ver cómo el pueblo usa esto como excusa para entretenerse, agitar banderas y juntarse en favor de un candidato. A pesar de que he vivido aquí la vida entera, no me explico todavía la manera en que la gravedad juega a favor de quien la ignora. Las camionetas repletas de gente circulaban a 2x1 en la calle. Llenas, añugadas de hombres, mujeres, niños, tigueres, jevitas, abuelas, doñas, bebedores, bebés, bebidas... todos en una misma carga. Y la camioneta igualita.

Otra irregularidad que vi fue una ambulancia sonando y corriendo entre los carros. No creo que llevara algún muerto o herido, sino que alguien se la tumbó, le puso un afiche de Radhames Castro y se fue a cherchar con Leonel y su marcha. El chofer iba muy feliz, entre bocinazos y las luces de alarma. Después preguntan donde se van los recursos del Estado... a quemar gomas en los mítines.

Todas estas personas, a punto de dar la vida por un candidato... y el candidato lo más que hace es darles la mano cuando va por el barrio y esbozar una sonrisa de periódicos para que los incautos caigan. Al final del día, el presidente no les voltea la cara a la masa pobre. Pero hay que caravanear pa' ver si se les pega aunque sea un apretón de manos del ídolo...

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